El emotivo homenaje a Mariano Azuela, el jurista que nunca dejó de ser papá Siete24.mx

Familiares y amigos se reunieron para rendir homenaje póstumo a Mariano Azuela Güitrón, en una emotiva misa de agradecimiento celebrada en el Instituto Miguel Ángel, ubicado en la colonia Florida, al sur de la Ciudad de México.

Durante el acto, se proyectaron conmovedores videos sobre su vida familiar y profesional, mostrando los múltiples rostros de un hombre íntegro: hijo, padre, abuelo, maestro y jurista.

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Mariano Azuela dejó una huella indeleble en el sistema de justicia mexicano, pero también en la intimidad de su familia, donde fue guía, ejemplo y presencia constante.

Un padre presente, más allá de su investidura

Con una mirada serena, pero aún conmovida por la ausencia, Consuelo Azuela evocó al hombre detrás del jurista: su padre. La entrevista fue breve, pero en cada palabra se traslucía la ternura de una hija agradecida.

“Un hombre increíble, el mejor papá del mundo. Siempre estuvo presente con nosotros, nos daba su tiempo”, así recordó Consuelo Azuela a su padre.

Aunque su trayectoria en la impartición de justicia ocupó buena parte de su agenda, nunca dejó de lado su papel familiar. Azuela, quien ocupó cargos de gran responsabilidad en el Poder Judicial, supo conciliar el peso de lo público con la convivencia y el amor a su familia.

“Agradezco a Dios el haber podido estar con él en este tiempo en que mi mamá se fue. Fue inolvidable poder acompañarlo”, añadió Consuelo con la voz entrecortada.

Un alma abrazada por el Padre Eterno

El homenaje fue más que un acto solemne: fue una celebración de vida. En su homilía, el padre Luis Alberto Chavarría lo definió con una contundencia poco habitual:

“No conozco una figura pública en este país con la altura moral y ética de Mariano Azuela. Como esposo, como papá, como amigo, como profesionista, en todas sus facetas fue ejemplar”.

El sacerdote compartió una anécdota que revela el temple espiritual de Azuela desde su juventud.

“Cuando era adolescente, preguntó a un sacerdote: ‘¿Cómo le hago para no pecar?’. Le respondieron: ‘Recibe la comunión todos los días y haz mucho deporte’. Y así vivió”, relató el clérigo.

Sobre el altar, junto a su fotografía, se desplegaron las virtudes que marcaron su andar: honestidad, justicia, servicio, solidaridad, misericordia, responsabilidad, respeto y sencillez. Palabras que hoy lo nombran con más precisión que cualquier título académico o distinción oficial.

Un legado que trasciende generaciones

Durante la ceremonia, el padre Eduardo Corral dio lectura a una carta enviada por la Conferencia del Episcopado Mexicano, firmada por sus principales representantes. En ella se reconoce no solo su papel como jurista y educador, sino su profunda vida de fe.

“La Conferencia del Episcopado Mexicano agradece y celebra la vida de Don Mariano Azuela Güitrón, un ser humano íntegro, humilde, entregado y con una ejemplar vida de fe, de familia y de servicio profesional”.

Se recordó también su vasta trayectoria como catedrático y autor de obras que marcaron generaciones de abogados y pensadores, como Derechos, Sociedad y Estado, o su recopilación Azuela contra Azuela, sobre la libertad religiosa en México.

Valores y esperanza, el testimonio de una nieta

Harumi Ito, nieta de Mariano Azuela, pronunció un mensaje breve, pero profundamente emotivo.

“Abuelo, tenemos la certeza de que hoy descansas en paz, sabiendo que dedicaste tu vida a sembrar amor, valores y esperanza en cada uno de nosotros”, resaltó Haumi Ito.

La vida de Mariano Azuela continúa hablando desde cada acto justo, cada vocación educadora, cada decisión tomada con rectitud.

Su legado no queda en los libros ni en los tribunales: habita, sobre todo, en los corazones que tocó.

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GDH

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