Ni Valencia ni Málaga: ‘The Guardian’ pone por las nubes a esta ciudad española y la contrapone a Madrid Infobae
El diario británico The Guardian ha publicado un artículo en el que la periodista Leah Pattem analiza Benidorm dejando a un lado las ideas preconcebidas e invitado a “olvidarse de los estereotipos” para plantear al lector una revisión de la imagen habitual asociada a esta popular ciudad de la Costa Blanca.
Pattem traza un paralelismo entre Benidorm y otros destinos turísticos españoles que abordan el turismo desde lógicas distintas. “Benidorm ofrece un contraste con ciudades como Barcelona y Madrid, donde las presiones turísticas son agudas", dice y admite que el turismo masivo “ha provocado una escasez de viviendas y contramovimientos” en muchas ciudades y regiones del país. Justo por eso defiende la ciudad alicantina. “La reinvención de la ciudad a mediados del siglo XX como un centro turístico especialmente diseñado podría haber sido alguna vez controvertido, pero hoy parece sorprendentemente sostenible en el contexto de una emergencia nacional de vivienda”, asegura.
Su visión no es solo analítica. La periodista recurre a la memoria y comparte su vínculo personal con la ciudad de vacaciones de miles de británicos. “Benidorm fue diseñado y construido para manejar un gran número de visitantes, incluyéndome a mí. Mi primera visita fue a principios de la década de 1990, a la edad de ocho años, en un paquete clásico de vacaciones con mi familia. Recuerdo quedarme despierta hasta tarde para jugar al billar con un elenco rotativo de niños, y las barreras del idioma no importaban. Sus madres, y lo que parecía ser cualquier otra señora en nuestro hotel de 20 pisos, se turnaban para pellizcarme las mejillas”, recuerda.
Renunciar a vivir las vacaciones como un español
La periodista subraya la diferencia del modelo urbanístico local frente al modelo “vive como un local” que se ha generalizado en otras urbes españolas. “La ciudad costera ha acogido durante mucho tiempo a un gran número de viajeros nacionales e internacionales sin desplazar a los residentes al mismo ritmo que en otros lugares. A diferencia del modelo de ‘vive como un local’ que ha fracasado en las grandes ciudades españolas, de modo que cada vez más apartamentos destinados a residentes ahora son exclusivamente de uso turístico, especialmente en Madrid, donde he vivido durante 12 años, Benidorm ha absorbido la demanda con facilidad sin dejar de ofrecer una auténtica experiencia española”, considera.
Recorriendo la ciudad, la periodista describe escenas cotidianas que reflejan la vida local. “Antes de que el sol haya salido por completo, camino hasta la playa de Poniente, el tramo más tranquilo y local justo al oeste del casco antiguo. Ya está lleno de vida. Una docena de señores ancianos están tomando un refrescante chapuzón antes del desayuno y un grupo de señoras está comenzando el día con una sesión gratuita de yoga en grupo. A medida que el clima se calienta, la multitud española se aleja de la playa principal hacia la cercana Cala Almadraba o, más adelante, a Cala del Tío Ximo”, asegura bajo una mirada encandilada.
La oferta gastronómica también ocupa un espacio en el artículo, donde Pattem invita a los lectores a explorar más allá de los enclaves más conocidos de la ciudad. “Cualquiera que haya visitado Benidorm estará familiarizado con la calle Santo Domingo, un callejón peatonal en el casco antiguo. Aquí, una clientela global se siente atraída por los bulliciosos bares de pintxos vascos, especialmente por la noche. Pero más hacia el interior se encuentra un destino de tapas español más sencillo y auténtico”.
Pattem concluye su experiencia reivindicando el modelo de la ciudad. “Benidorm lleva con orgullo su reputación de resort turístico, pero ofrece mucho más de lo que sugieren los estereotipos. Como británico en el extranjero que ocasionalmente añora su hogar, no voy a negar que el estereotipo británico de Benidorm tiene su atractivo para mí. Pero también estoy aquí por lo que se ha vuelto aún más familiar para mí: la cultura española, la gastronomía local y un sentido más profundo del lugar”, concluye.
