La toga no hace al ministro, ¿o sí? Heraldo de Aguascalientes
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Senadores de Morena presentaron una reforma para acabar con el uso obligatorio de la toga para los ministros de la Suprema Corte, tradición que ha sido impuesta desde el decreto presidencial impuesto por Manuel Ávila Camacho, donde estableció su obligatoriedad durante las audiencias públicas.
La propuesta busca modernizar la imagen del Poder Judicial, luego de que se celebraran las elecciones el pasado 1 de junio para la elección de estos cargos. Argumentaron que la nueva época del máximo tribunal debe comenzar “sin símbolos de lejanía y elitismo que lo caracterizaron”. Y así, atender el origen de las injusticias históricas del pueblo de México.
Si bien, la toga judicial no representa la capacidad para resolver o ser mejor ministro, vale la pena detenerse para valorar la intención de hacer ver al sistema actual como presuntuoso o elitista, siendo el uso de toga en concordancia con estos principios. La toga representa lo que un ministro religioso, la impartición de un ritual y la impartición de justicia también representa un rito que debe cumplirse como se ha hecho históricamente. El intento de derogarla no solo representa la continuación con el discurso populista, sino una distorsión de lo que conocemos del Poder Judicial.
La Suprema Corte no está en un plano de igualdad con los demás poderes: es el máximo tribunal del Poder Judicial. Por ello, requiere símbolos que respalden su investidura y refuercen la solemnidad y legitimidad de sus decisiones. Lejos de lo que Morena pretende sugerir, estos elementos no la alejan del pueblo, ni implican que sus ministros estén desconectados de los problemas de la ciudadanía.
La toga del ministro cumple la función de recordarle que actúa en nombre del Estado, no como un ciudadano más, sino como parte de la investidura que representa su rol institucional.Los símbolos institucionales no son meros adornos, tienen un peso significativo y un carácter único. La función de un ministro de la Suprema Corte es importantísima, el valor de su investidura lo representa.
